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Capacidad para mutar...encendida


Para que nadie derrame su folclor en mí diciéndo el refrán que termina en algo así como: ¨te van a crecer raíces¨, decidí modificarme. Fue cuando empecé a encender la perspectiva. Normalmente lo mal visto necesariamente no es corriente, sino que a veces se mira del ángulo equivocado. Otras veces se observa en el momento incorrecto con el ánimo mal influenciado y ahí es cuando lo lindo se vuelve feo. Y feo en un sentido acojonante, que produce movimientos violentos que llevan al vértigo.

La casualidad se combina con la contingencia y el resultado puede ser pesaroso, triste, desesperante, desfavorecido hasta en días libres. Y si se une el deseo con el pavor, termina el morbo dominando la jugada entera. ¿Será que hay gente que está destinada a nosotros con un propósito? Pero, ¿qué pasa si la coincidencia entre miradas no fue en el momento ideal? ¿Será que se pierde esa casualidad y ya nunca se repite? Que desfavorable ha de ser ese caso: lo (a) dejaste pasar y ni te enteraste que pudo ser tu compañía privilegiada. Triste, pero no hay que desanimarse, vivimos en la era moderna, donde no hay tiempo para lamentarse, la casa pierde y la barriga grita. Por lo tanto, la mente no es prioridad, mejor dicho: nada que un buen pasatiempo pueda reparar.

¿Hay alguien realmente hecho para cada uno de nosotros? ¿hay exclusividad? ¡Quién se ha inventado eso! Nunca le conté mis peticiones. Ahora tendré que acomodarme a alguien; a su estilo de vida, a su costumbre, a su palabrería, ¡qué puto asco! Tan exigente que soy hasta para escoger mis enemigos. Ni modo, debo recurrir al azar y pensar que estará de mi lado. Total, a fin de cuentas, para qué quiero compartir con la persona de mis sueños, la que más me atrae, la que me pone a temblar, si no he compartido suficiente conmigo mismo.

El amor existe, y existe por montones, no hay alguien hecho para nadie. ¡Entiéndelo! Hay muchas personas en el mundo y la mayoría quiere amar y ser amado. Lo que sí está destinado es la casualidad. Y entiende, no eres indispensable para nadie, no lo eres y punto. Solo eres alguien que necesita. Por eso, llena tus necesidades, disfruta haciéndolo y, si la opulencia toca la puerta, ábrela y escápate contigo mismo. Guarda tus mejores memorias, entiérralas, que nadie las descubra. Y si eres tan miserable en el amor que sientes por ti mismo, ya que eres una mierda de persona, demuéstrale que eres una mierda, pero bien pujada.

Coño.


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