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Realizados


Parece que he logrado dominar mi mente a tal punto que puedo recibir múltiples definiciones sobre algo o hay un discurso doble cuando la gente dice sentirse ¨realizada¨. Siendo una u otra, comoquiera soy capaz de saber que algo bueno está a punto de ponerse malo. De joderse, como lo contaría.

Hace menos de un lapso de tiempo que nunca debió existir, fui testigo involuntario de la atípica estampa que no quisiera volver a repetir a menos que esté borracho y, con la cinta adhesiva más cara del mundo en mi mano derecha. Siempre me fluí pensando que con un poco de gracia puedo disimularlo todo -pero por ponerme a prueba- resulta que no soy el tipo de persona que tiene la habilidad de hacer expresiones faciales llenas de superficialidad que incluso puedan distinguirse desde un quinto piso, parece que disimular no es lo mío, aunque gran parte de mi vida estuve convencido de serlo. Realmente no es algo que me desvele. Sin embargo, puede llegar a sacarme de concentración si con alguien estuviera meditando. El convencimiento de la gente cuando de manera afirmativa expresan que han de sentirse realizada en realidad logra exaltar mi temperatura. ¿Quién rayos está realizado? Ni si quiera Donald Trump que puede sacarse un moco con un billete de 100 si es necesario. O sea.

Por el año1943 un loco al que decidieron etiquetarle como psicólogo llamado Abraham H. Maslow afirmó, que ¨el ser humano está estructurado de tal forma que se presiona hacia un ser cada vez más pleno¨. Dichoso él que no le cayó el mismo rayo que le cayó a Adaline Bowman y la dejó joven 107 años. Estuviera arrancándose los pelos como la mayoría de la gente que pasó de sentirse casi realizada a casi renegada. Como es costumbre todo en la vida tiende a desarrollarse y con ello la evolución puede ser positiva o negativa. Si me dejara llevar por las veces que he sentido satisfacción por cada uno de los logros a los que aspiraba, podría decir que gran parte de mi vida la he pasado realizado. Existe para bien o para mal muchas maneras de sentirse en estado divino de realización interna, bien se podría uno sentir lleno a nivel social como también a nivel económico, pero he experimentado una que otra vez que cuando vivo deseando algo y ese algo llega a mí, la sensación es extraña y aburrida. Y me pregunto, ¿dejo que el destino me sorprenda? Últimamente siento ideas que se inclinan a que el destino traiga a mí lo que debe ser mío, me ha pasado que por lo que creo debo luchar termina desvelándome, y eso no me gusta. ¿Será que sobrevaloro mis aspiraciones? En mi plano personal me sentí realizado al concluir mis estudios de periodismo en la universidad que siempre quise, después de tirar el birrete e ir a comer al restaurante que yo eligiera todo fue normal, como el instante después de un temblor. Muchas cosas por ubicar.

Como soñar nunca caduca, por el momento me desenvuelvo en lo que me gusta, que todo fluya. Quiero disfrutarme el presente. Porque hay algo que nunca caduca, y ya te lo conté. Estoy sano; saludable, nítido pero aún así quiero seguir experimentando cada una de las cosas que un amanecer, un atardecer o una noche puedan traer a mí. Después de un tiempo, -tono poético- cuando el cabello se me vuelva gris quizá tenga la dicha de decirle a mi yo interno, ¨lo he logrado, he hecho todo lo que he querido, aunque el gobierno se fue a quiebra, aunque mi barra favorita se fue a pique, aunque mi playa favorita se contaminó con gran cantidad de mierda, aunque mi familia y amigos se fueron a los Estados Unidos, aunque conocí gente a través de distintas aplicaciones, aunque cambié de trabajo como cambia el color del cielo en pleno atardecer, aunque no me sienta realizado pero aún así me sienta bien¨. Jodido pero contento, como dijo Concha Buika en una de sus canciones.

La idea no es sentirme consumado. Para mí el sentirse completo es limitarse, es echarse a perder, conformarse con lo que se tiene y eso definitivamente no es el plan A ni el plan B de mi vida. Yo quiero sorprenderme, quiero conquistar, nunca sentirme realizado, no perderme de nada. Desinhibirme hasta de mis propios gustos. Casi ayunarme en pleno desayuno real. Tener hambre de invadir, saludar a quien está sentado con la panza llena. Así me siento; libre, joven, novato, incrédulo, de muchas maneras menos completo.

He ido desarrollando una habilidad poco gastada en mí de cambiar de página cuando lo que leo no me gusta, lo mismo me pasa cuando cambio de conversación ignorando alguna cháchara insustancial provocadora de angustia. Sentirse realizado no está mal, sino que conozco tanta gente que se ha estancado por creer que ya no necesitan hacer más nada ¨porque lo han hecho todo¨, que de inmediato provoca en mí cansancio ajeno. No seamos conformes, vamos por más, sin limites, lo digo yo que no sirvo para dar consejos. Siente lo interesante que se puede llegar a ser, y cuando la oscuridad llegue a su mente, póngase a hablar de Chias o cualquier semilla que haga que la gente compre pensando que al echárselas al sistema curará todos los males y padecimientos. Por decir algo. Dicen por ahí que si no lográis convencer, entonces confundid.

De hecho, la conversación que nunca debí escuchar de aquella atípica estampa, fue la de un amigo al que decidí etiquetarle como un ¨crítico no deliberado¨, de esos que no paga peaje entre el cerebro y la lengua. Su comentario fue que a los 50 años comenzará su plan de cómo privarse la vida que le continúa después de los 60 años, que es la edad que ya no quiere seguir viviendo. Dice él que no quiere que le laven el fundillo.

Quien lo ve usando las cremas Lancôme de su mamá. Irónico.

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