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Fin de la saga: a ti que luchaste hasta el fin.


Luché por mantener tu inocencia serena, pero es inevitable vivir sin escuchar el sonido. La influencia de lo prohibido destapó tu austeridad. Mientras yo miraba como la Luna se ponía radiante.

Parece que tu nuevo pasatiempo se llevará todo, la diversión que antes solía ser mi momento favorito, ahora se concentrará en una ligera pasión que acabará con la balsa que llevo creando hace años, la he creado para que naveguemos juntos y, sin rumbo. Pero las voces influyeron. Me temo que sobrará espacio, presiento que naufragaré en pleno amanecer. Las estrellas me trazan un rumbo desconocido, como si quisieran inventarme un nuevo destino. Llevo rato viviendo en las sombras, pero mi momento más oscuro a penas se acerca.

Es gratificante tener en mis manos el destino que quiero tener, gobernarme sin necesidad de reglas ajenas. No hay miedo. Hoy gobierno en solitario. He aquí mi propia identidad, mi mente solo piensa en lo que creo, nadie influye en mis deseos. Agota tu cantimplora y, deja ver tu personalidad, tu sed, tus necesidades. Nadie ordenará tus pensamientos como yo. Rompiste mi cristal y ya no soy la persona que escondía. Todos ven quien soy en realidad.

¿Te salió la jugada? Mis fichas están incompletas, me toca jugar solo mi propio juego. La sombra me ayudó a ver mi silueta y, noté como se veía sola. Al final de cuentas, la ventolera sopla una trayectoria interesante. No se me cansan los ojos, quiero ver más allá de lo que mi vista puede observar. Ahora mi aire se siente más respirable. Siempre sentí problemas al respirar, pero tu contaminación no me afectaba, me acostumbré a ella. Envolví con cintas negras todo lo que nos unió y, envié todo ese luto a una dirección desconocida. Retraté nuestras historias con fotografías que solo yo puedo ver, y las veré cuando necesite. Admito que no valió de nada que el revelado fuera blanco y negro, tu sonrisa impregnada en las imágenes que conformaron nuestra historia, hunde cada tristeza transformada en esperanza. Las palabras que te dije hirieron mortalmente tu confusión, tu ego, pero no podías escuchar algo lindo mientras yo era responsable de alimentar a todos los hambrientos. Eran muchas bocas que alimentar, muchas quejas que llenar y, mi alimento no fue suficiente, lo gasté completo mientras tú llenabas tu alacena cada día. Ya será otra persona que coma de ella.

Para todos los que lucharon hasta rendirse. Hay caminos que se acaban, pero siempre habrá nuevos senderos por recorrer.

Foto: Gerry Onel Art

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