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Con los pelos de punta

  • Contenido Autárquico / Gerry Onel Martínez
  • 17 sept 2017
  • 4 Min. de lectura

!Qué clase de Zarandeo!

En estos tiempos de crisis hasta -el color de hormiga brava- se queda corto cuando pienso en la peligrosa situación que se vive a nivel mundial. El abuso del poder, las malas decisiones, el genocidio, la guerra, los atentados, el muro fronterizo, la época de huracanes, las películas familiares de WAPA, el vino Puente Real, Donald Trump, Corea del Norte, Corea del Sur, en fin, la tensión mundial actual está jodida, bien jodía como diría si lo estuviera contando. Me aterra, menos mal que vivo cerca de la playa y de vez en cuando me pongo a caminar encima de la arena mojada viendo el vaivén de las olas para relajarme. Me tranquiliza infinitamente sin necesidad de meterme THC al sistema. De un tiempo para acá, he pensado en cómo serán los próximos cuatro años donde nos enfrentaremos a un cambio social inminente con el asunto de la Reforma Laboral, no va a ver fiesta patronal, ni fiestas de la calle San Sebastián alguna que sirvan de escape aunque sea por un fin de semana y, que nos ponga de buen ánimo cuando por la repercusión mediática se nos revuelque la tripa.

Estas últimas semanas han sido distintas, he tratado de escuchar a cuanto analítico sale en la radio, pero lo que he hecho es cambiar y cambiar de emisora porque los estragos del huracán Irma, han sido el tema de la semana, he leído y he escuchado más de meteorología que de poesía erótica en las últimas semanas. Soy víctima de ese huracán que azotó sin pena ni Gloria gran parte de la tierra que piso, pero, siento un descontrol cuando me entero que un nuevo fenómeno natural puede tumbarme la energía eléctrica por un periodo de tiempo suficiente como para dejar de afeitarme la cara y dejar de sonreír aunque haya cinco Arcoíris arriba de mí.

Luego de escuchar, de leer y de hacer el ejercicio mental de comprender los desastres naturales, pude sacar mis conclusiones, que de hecho, no me gusta compartir con nadie. Lo que sí admito es la tranquilidad que tengo asegurada porque en un cambia y cambia de emisoras escuché a una persona de voz intrigante que gritó algo parecido a esto ¨señoras y señores, al final del túnel siempre habrá luz¨ y, yo que andaba con el sol de frente y sin llevar gafas de sol, completé la trillada frase con algo más o menos así ¨aunque alumbre con los rayos de sol directo al ojo, rodeado de un túnel con una peste maratónica¨. Así que me he puesto a leer más de lo usual y ha hacer mucho ejercicio, por aquello de estar preparado para todo. Con un poco de esperanza, vuelvo a caminar en la playa lleno de sueños e ideas que quiero hacer y que comparto con el viento que me acompaña y, que a veces siento que me responde cuando descaradamente me tira un reguero de arenilla en la cara que me pone a pestañear más que una celebridad en plena alfombra roja.

De regreso a mi casa, prendo la tele en lo que preparo cualquier bebida que me refresque y me sirva de bálsamo cuando escucho la voz de mis panas los meteorólogos advirtiendo de una nueva formación ciclónica en el mar atlántico. ¡Qué fastidio!, yo que este año pensaba celebrar por primera vez mi cumpleaños, la verdad es que si me da la gana puedo hacerlo, pero es inevitable la incertidumbre que me gobierna desde hace unas semanas, qué horrible. ¿Será que soy un exagerado? Pretendo jugar a que siempre he sido desmesurado con las cosas que me dan miedo, pero llega un nuevo revolcón que me enreda la tripa. En cuestión de horas me entero que pronto un amigo se va activo para la guerra de Medio Oriente, se me pone la piel como cuando me pasan la lengua por el cuello, de pelotitas a punto de ebullición. ¡Qué fuerte! La verdad creo que por primera vez admito que necesito ayuda profesional, una persona de esas que se sienta en un sillón que simula cuero y que me hace preguntas encima de preguntas que me hizo antes de volver a hacer otra pregunta antes de que yo conteste la primera. Sin embargo, como vislumbro unos años difíciles, he decidido ahorrarme el billetal que me gastaría con un profesional de la Psicología. Sigo teniendo veintipico de años y gastaré mi tiempo, mi esfuerzo y mis ahorros en educarme cada vez más, no vaya a ser que me tenga que largar de esta tierra caribeña y comenzar una nueva vida con un idioma diferente apoderado de gente con costumbres distintas a las mías. Y yo que no soy fácil.

Mientras, seguiré haciendo lo que me apasiona, seguiré comiendo lo que me gusta y le daré casco al asunto de ayuda profesional. ¡Ay no!, qué fuerte es como admitir que ya no me controlo, ¡qué tiempos! Creo que también consideraré el THC, siempre he sido muy natural.

 
 
 
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