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Hay dos, ¿pero caben tres?

  • Contenido Autárquico / Gerry Onel Martínez
  • 15 dic 2017
  • 2 Min. de lectura

Desde ahora te comento que hay que darle cariño a esto…

Pudiera parecer que nunca hubo nadie con ganas de vivir plenamente en ese lugar. A lo mejor el alejo y las malas condiciones del tiempo generan esfuerzo para llegar. No hay otra descripción, por eso, los que llegan no saben para dónde arrancar.

Quienes logran sumergirse a una profundidad desconocida, conocerán una limitada experiencia. Con nuevas reglas de juego.

Así también pasa con los que se conforman con la vista que muere al final de las sombras. Lo que sucede con el océano. El que se conoce y el que queda por conocer. Misterio y punto.

Hablando de misterio, cuentan que los mitos que trae la gente que se aventó terminan siendo una enlazada entre la frustración y la envidia.

Un puñado de hombres son los únicos de confiar, pues desde que llegaron de allá no han parado de contar que quieren volver. Pero lo saben ellos, ya no queda espacio. Y eso es triste, a lo mejor son los que realmente le valoran. Pero ya sabes, hay gente más espléndida.

A ese lugar lo que hay que cambiarle es el olor, el que le han dejado es tufo. Después hay que abrir todo lo que está cerrado, que el viento se cuele y descuelgue lo que han mal acomodado. Así comenzará a verse fresco, siempre y cuando uno pueda acoplarse adentro, no de afuera, que para llegarle se necesitan bastantes cojones. Allí cuando llueve se inunda y se desliza el terreno también.

Destapando también llegarán los colores, no habrá puerta ni ventana que pinte tonalidades oscuras. Lo gris se volverá celeste y lo negro se pintará color rosa.

A quienes no les fue bien no hay que culparles, ¡no hay una sola advertencia en kilómetros! El que se quedó buen rato tuvo perspicacia. Quien se quede por siempre nadie lo conoce. A lo mejor se asomó antes pero pensó que no era el momento adecuado; querrá volver afilado.

Me temo que alguien prepara su regreso, pero igual me sospecho que un curioso vendrá listo para luchar. Y así es que se ganan las batallas; poniéndose a prueba.

¿Y tú estás listo para visitar?

Yo me pongo de pie, que me toca robustecer mis cojones.

Nota: cojones me refiero a: tener ímpetu, tener valentía.


 
 
 
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