Microcuentos

¨La mejor parte de escribir historias, es no tener que contarlas¨, Gerry Onel Martínez

Bien jodido

Se levantó de la cama creyendo ser el punto g del universo, y olvidó que siempre confundió la g con la j.

De lao a lao

Se levantó con la pierna izquierda, se puso la chancleta derecha y caminó de lado a lado.

El galán

En su último deseo, -antes de morir- Marcus pidió que le borraran su memoria y le colocaran en un cuarto con fotos de distintos hombres incluyendo la de él, solo quería saber si era apuesto.

Volvió el que no estaba

Después de casi una década sin acordarse de su difunto hermano gemelo, fue capaz de entablarle conversación cuando se miró al espejo.

LA chica del sur

Ella envolvió a todos con sus piernas y con sus palabras se alejó del mundo entero.

Tu Angel de la guarda

Que cuando te levantes del sueño, yo esté acostado a tu lado velando que aún sueñas como si yo estuviera contigo.

El atrevido

Un chico de casi 30 años sentía una auténtica necesidad de cambio en varios aspectos de su vida. El primordial era su trabajo. Llevaba casi cinco años trabajando para una compañía privada y no había alcanzado un ascenso que le mantuviera motivado. Una mañana fresca de otoño, decidió abandonar todo lo que tenía y emprendió un viaje hacia otro destino. Aterrizó en otro país, y la suerte lo recibió con los brazos abiertos. En pocas semanas, comenzó a destacarse por sus talentos y, en menos de seis meses ya tenía su propio negocio. Su felicidad era realmente contagiosa. Al cabo de unos meses, su antigua jefa se fue de vacaciones y visitó casualmente el negocio de su antiguo empleado -sin saber- que todo aquél lugar que le había fascinado era propiedad del empleado que nunca tomó en consideración. Su satisfacción con el lugar y el trato de los empleados fue tanta, que de inmediato hizo Check In en Facebook con un mensaje que decía ¨desearía trabajar en este lugar¨ seguido por un: me siento feliz.

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