Gentecita
Qué fuerte esto de la dualidad.
Ahora soy consejero pagano...
[Nota: pues aquí sigo con mi constante línea indecorosa de escribir lo que me sale de los pulmones aunque después tenga que ofrecer disculpas. Soy muy de hacer las cosas por instinto. Para temas de actualidad están los motivadores. Y eso.]
¡Qué jodienda! Me detuve para tener un breve momento de relajación y me equivoqué. Entré a lo que aparentaba ser un lugar tranquilo -que según yo- me iba a inyectar alguna buena energía y fallé. Me fue de los cojones. Y es que el destino me condujo a un lugar tan visual y auditivamente contaminante, que súbitamente me creí capaz de cagar más arriba del culo, una mejor persona comparada con todos aquellos pues, como si orinara por un dedo. Me refiero a esos momentos de bichería que descaradamente usurpan mi introspección. En aquel lugar me sentí apático, tipo rey de reyes, superior a ellos pues. Es que chica, con tanta chabacanería se transforma uno. Llegar a un espacio donde los malos hábitos junto con las malas palabras flotan y agreden salvajemente a cualquiera, saca de quicio sin importar que sea viernes de cobro. Y bueno… Más allá de tener que aguantar la personalidad inculta, carente de educación, provocante de ira que se cargan algunas personas, está lo que en la calle se conoce como ¨pal carajo que conmigo no joda¨ chico, insisto que es injusto someterse involuntariamente a gente que no tiene limites en la mala conducta, gente que parece nunca vieron Chim Bum Bam, que no llevan a Barney dentro. Los que rayan en lo trivial con T de ¨Ta ta ta ta y tá¨, del profesor Jirafales. Lamentablemente y aunque suene falible son gente que tienen que existir. Sin ellos no se marcaría tendencia ni se sabría cuando comienza y acaba el sentido, el gusto y los modales. Por eso, me senté y me sacudí el hombro. Total, no vivo en la clase de país que ofrece la oportunidad de sacar a pasear el alter ego constantemente, le sale moho a uno si se dedicase a eso. Se sala también uno intentando ser el Primo uomo del barrio si buscas que te paguen por serlo. Por supuesto, el aire lo respiramos todos, pero pocos creamos un buen ambiente. Esa gentecita lo que provocaba era lluvias torrenciales. Podría ser que la gente que vive en constante competencia con el prójimo cae pesada, pero me atrevo a señalar que no más que los imprudentes, la gente demasiado ordinaria. ¡Qué pesados! ¨Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden (…) y líbranos del mal¨, supongo que se inventó esa frase en gran parte refiriéndose a esa clase de gente, uy. Que conste, este texto no será lo más indecoroso que leerás de mí, el mundo da muchas vueltas. Entonces, llega uno a adaptarse de vez en cuando y con mucho esfuerzo a sitios que ni en el peor momento de prepa universitario nos atreveríamos frecuentar. Hasta se contagia uno con tanto jaleo. Le pasa a muchos conocidos que solían ser muy imparciales. Para mí la rusticidad y la falta de cultura son problemas sociales graves y más aún, cuando se vive en un país tan pequeño y tan lleno de carteles de reguetoneros por doquier. ¡Rayos, en qué me he convertido, qué niveles tan bajos de tolerancia me cargo, qué vocabulario tan robusto! insisto; se contagia uno. Mierda. Ay mira mejor me voy a un lugar en donde no suene tan patético. Me voy a mi reino, que se jorobe lo demás.
Ay mira bye.