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La dama de los globos blancos

  • Contenido Autárquico / Gerry Onel Martínez
  • 21 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

[Mini cuento]

ContenidoAutárquico

Transcurría un periodo negro en la historia de la humanidad, la fiebre amarilla se apoderaba violentamente de casi todo el continente africano. El Capitán brasilero Encarnación Valdés, recién había concluido su viaje de negocios por la África Occidental y, culminaba con éxito su travesía. En el viaje de negocios, el Capitán estuvo acompañado de su tropa de 40 hombres, de su esposa y de su única hija, la joven Eliza. Era 1900, y unos extraños síntomas amenazaban la tranquilidad de todos los africanos. Al cuarto día de haber emprendido su viaje de regreso, varios hombres se quejaban de fuertes dolores, y sufrían de vómitos negros. Por su parte, Eliza, una hermosa joven de 13 años que a consecuencia de lo sobre protegida que su papá la mantuvo a través de los años, era casi analfabeta y muy ignorante, solo era buena para los quehaceres del hogar y del arca de su padre. Su madre, una mujer emprendedora y sometida a cada uno de los roles que le correspondía por ser la esposa del famoso capitán, pasaba demasiado tiempo ocupada por lo que muy pocas veces tuvo tiempo de sentarse a dialogar temas cotidianos con su hija.

Noveno día de regreso a Brasil

Mientras tanto, la situación en Brasil era distinta, la llegada de la invención del látex líquido emergía como sustituto de la caída del negocio de los neumáticos y suelas de zapato. Con eso, llegó la bien recibida llegada del globo de helio. Una nueva invención que comenzaba a ser la nueva diversión de los niños y jóvenes. Al mismo tiempo, a medida que pasaban los días y las interminables noches en alta mar, la condición de salud de los trabajadores empeoraba. El Capitán, preocupado por transmitir el virus a su entrañable Brasil, tiró gran cantidad de trabajadores al mar. Los que en peor estado se encontraban. Al llegar a tierra muchas cosas cambiaron. La atención del capitán y de su esposa se centró en la no propagación del virus y descuidaron un poco a su única hija quien no paraba de tener una sonrisa en medio de la desgracia.

Una joven sin muchos conocimientos

Por su parte, Eliza, extrañaba muchísimo su corta estadía en África. Resulta, que una tarde de aquellos primeros días en el continente africano, la chica conoció a un apuesto joven de 15 años quien de inmediato le robó el corazón. Esa fue su primera ilusión amorosa. Justo el último día en que la gran arca brasilera estuviera en tierras africanas, el chico enamorado al fin, se despidió –a escondidas- de Eliza con un tierno beso en la boca. Siendo una chica sin mucho conocimiento, ella pensó que por aquél beso estaba embarazada. El hecho de que sus padres estaban muy concentrados en curar a los trabajadores que se mantenían con vida, hizo que no se dieran cuenta que dentro de aquella poca educación por parte de su hija, existía una preocupación, una muy grande: cómo esconder la barriga que pronto comenzaría a crecer. Los meses pasaron y Eliza comenzó a sentir los síntomas de lo que ella pensaba era su embarazo. Eso apoyó su aislamiento, producto del miedo y comenzó a pasar demasiado tiempo sola. Su sangrado constante y sus cambios en el estado de ánimo era porque comenzaba su primer periodo de niña a mujer. Su primer ciclo menstrual. Por eso, ella pensó que había perdido a su criatura, eso la entristeció demasiado. Fue entonces cuando ella comenzó ha dibujar corazones y a escribir –aunque con muchos errores- frases de amor a su supuesto hijo fallecido. Cada mensaje lo colocaba dentro de un globo color blanco y en plena puesta del sol, lo soltaba al viento para que el globo llegara al cielo y su hijo pudiera saber del gran amor que su madre sentía por él. Por tal razón, cuenta la leyenda, que si estás en Brasil y, ves un globo blanco con una nota adentro, es Eliza quien envía cartas de amor a su hijo en el cielo. Nunca confesó su secreto.

Foto. @GerryOnelArt

 
 
 
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